Dos días sin agua corriente en estos lares son un suplicio porque aquí no hay fuentes ni manantiales ni nada que se le parezca como en otras zonas más húmedas o en zonas de sierra. Aquí la única agua que se puede ver es la de las charcas en las que las aves descansan de sus largos viajes en otoño y primavera.
Yo estoy acostumbrado a ver pueblos con fuentes en las calles donde poder coger agua cuando en las casas no lo hay. Hay caños con agua en los que bebe el ganado y aquí ni siquiera hay ganado, seguramente porque no hay caños en los que darles de beber: sólo algún rebaño de ovejas que supongo que beberán en las charcas de los humedales, junto a los pájaros.
Pues eso: dos días sin agua corriente acumulando un olor corporal que no me gusta nada y lavandome casi como los gatos pero con agua mineral porque no había ni una gota de reserva. Y hoy nos engañan con media hora de agua que aproveché para fregar deprisa y corriendo hasta que, sudando, fui a la ducha y me dejaron sin una gota.
Ya veremos cuando podré asearme en condiciones.
1 comentario:
A súa crónica meteume unha sede oceánica.
Deséxolle unha pronta recuperación da subministración líquida, iso si, a próxima vez, primeiro a ducha :D
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