miércoles, 5 de noviembre de 2008

pasan las aves

Hoy el paso de las aves en busca de calor me recordó el aire de esa Mancha que dejé para venirme a la ribera del Tajo, donde nací y donde probablemente tenga que volver aunque ahora no me parezca el momento. Esta ribera ha crecido, ha cambiado de imagen en todo este tiempo y ofrece un aspecto inmejorable: desde esta orilla el paisaje se ve limpio, fresco, lleno de vida, y desde la otra, la linea del cielo es ahora más impresionante que en tiempos, cuando cruzaba el puente para visitar a mi tía y veía a los chavales más mayores y más fuertes hacerlo por encima de los arcos del Puente de hierro. Una locura de juventud, pero sólo de aquella juventud; hoy no se hacen esas locuras, sino otras.
Esas aves vienen a recordarme aquellas que dejé hace unos meses, ya pensando en volver. Y, ahora que tengo que tomar nuevamente decisiones, parecen decirme que vuelva, que es mi sitio, aunque en la ribera de este río quede mi gente.
Pero no es sólo cuestión de decidirme sino de que las cartas jueguen todas en mi favor, y no cuento con todas ellas. Las aves no tienen esas cartas tampoco.