domingo, 3 de julio de 2011

Orgullo sin ser visto

Los periódicos hablan de fiesta descafeinada por las decisiones gubernamentales, pero cargada de reivindicaciones que no cesan año tras año: fiesta de 35 carrozas -cada vez más- de gente cada vez más diversa, de familias de todo porte, de curiosos, activistas, paseantes, transexuales, lesbianas, bisexuales, gais, turistas y maleantes. Hablan también de lucrativo negocio que contrasta con las decisiones mencionadas, de compras, de restaurantes atestados, de bares en las calles, de tiendas llenas, y calles abarrotadas. Hablan poco, por último, de orgullo, el verdadero protagonista de la fiesta.

Por suparte las autoridades siguen en su carro y dejan, a mi entender, las calles sin limpiar para que el paseante ajeno a la fiesta vea quizás lo sucia que es, lo pestilente, que vea el turista que lo brillantes está solo en los cristales rotos del acerado y el asfalto, mientras quedan relucientes otras calles menos transitadas por los festejos. ¿será así?

miércoles, 18 de mayo de 2011

Fangoria

Como volver a los quince o veinte años con lo que sabemos 25 años después: recuperar algunos de los himnos de la juventud, parte de la banda sonora de mi generación pero con el gusto de este nuevo siglo y la visión que dan los años. Retomar el baile como actividad de diversión después de mucho tiempo sin recurrir a las discotecas. Volver: aunque sea mejor ser y estar ahora, pero volver sin retroceder. Fantástica la fiesta que se monta en torno a un bote de Colón, unas perlas ensangrentadas, mil campanas, un novio zombie o cualquiera de las otras veinte canciones que sonaron en el Palacio de los Deportes de Madrid el viernes pasado, envueltas en plumas, lentejuelas, brillos varios...

Un gustazo para repetir.

sábado, 7 de mayo de 2011

Mi primera vez y Public

Fue justo hace una semana pero todavía se puede contar.

La tarde se olvidó de la lluvia para dejarnos salir tranquilamente a la calle para llegar hasta el Teatro Alfil para ver Mi primera vez y reirnos con una de las comedias mas divertidas que hemos visto que cuenta como fueron las primeras veces de algunos que previamente las habían contado en una página de internet creada ex profeso; con algunas de ellas se crea este texto con el que cuatro actores nos hacen reir llevándonos a nuestra primera vez a través de la narración y representación de otras primeras veces. El montaje solo necesita la sencillez de cuatro taburetes, cuatro paneles batientes, y un proyector de transparencias que dejan casi todo el protagonismo a unos actores desconocidos para nosotros, pero sorprendentes en sus interpretaciones, los cuatro, incluido el reclamo publicitario de Victor Ullate.

Tras la representación, un paseo para buscar un restaurante y llegar a Public. Muy cerca del teatro pero sin reservas previas, esperamos un ratito a que quede libre alguna mesa y nos tomamos un rosado de Toledo, unos pulpitos encebollados, una tempura de verduras con pollo marinado, tarta sacher y copa de manzana con helado.

Luego un par de copas en los sitios de siempre y a descansar.

martes, 12 de abril de 2011

domingo, 10 de abril de 2011

Silencio en el López Torres

Es seguro que aquí no haya sede de la Fundación Juan March, pero en la cuna de los Antonio López, Francisco Carretero... no puede faltar algún museo y ahí está el Museo Antonio López que, aparte de recoger la colección personal de Antonio López Torres (tío de Antonio López García) se preocupa de exponer temporalmente la obra de otros artistas como ha hecho esta vez con la colección Silencio de Sandra, argentina en la Escuela de Arte de Tomelloso.

Ahí está estos días la obra de esta artista que dice influenciarse por toda la información que le llega segundo tras segundo, y que recoge en el silencio de su estudio para que el espectador la contemple en el silencio del museo o del lugar donde se encuentre. Color y texturas, volúmenes y planos que llenan la sala del museo al entrar, y esculturas de madera -parecían exóticas, las maderas- o de peluches de colores, a elegir.

lunes, 4 de abril de 2011

América fría y La avería

Las exposiciones de la Fundación Juan March en Madrid son las mejores. A mi me lo parecen aunque haya visto cosas mejores en algún otro sitio, pero está claro que en la calle Castelló de Madrid siempre aciertan. Esta vez con América fría: la abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973), un vastísimo repaso por autores del siglo XX americano entre los que me quedo con Luis Tomasello, Sergio Camargo, Joaquín Torres García, Narciso Debourg o Jesús Rafael Soto. Nunca puedes aburrirte en un sitio así.

Después te puedes ir paseando a Chueca, tomar un par de vinos en El Pezcador con una hartura de tapeo y terminas comiendo en Divina la Cocina.

Por la noche, al Matadero a ver La avería, representación dirigida por Blanca Portillo, a la que ya vimos interpretar en el mismo escenario un Hamlet muy especial. Han sido estas las dos únicas ocasiones en las que hemos estado en el Matadero disfrutando de lo que aquí se programa; las dos veces hemos salido sorprendidos de la calidad del espectáculo, montajes y decoraciones espectaculares que no cierran el escenario al paso del espectador, no solo con la vista sino con el resto del cuerpo -se accede a la sala por un lateral del propio escenario- de manera que es dificil establecer el limite entre escenario y grada de butacas. La pega está en esta última, bastante incómoda para soportar las dos horas y veinte de espectáculo; y no se comprende como en una sala como esta, nueva, se pueden poner unos asientos así, duros, estrechos, aunque permitan muy buena visibilidad.

En La avería nos encontramos un texto mezcla de realidad e irrealidad, que opone ley y justicia, pero que deja escapar algo en la trama y en la adaptación del argumento a texto teatral, aunque también vimos las mejores representaciones de sus actores -nunca vimos levantarse al público en los aplausos y nunca durante tanto tiempo- y uno de los mejores espectáculos de teatro a los que hemos asistido.

Luego cena improvisada en El Original: uno de nuestros sitios favoritos para comer o cenar.

domingo, 27 de marzo de 2011

miércoles, 16 de marzo de 2011

lunes, 14 de marzo de 2011

de Azagra a Buenos Aires

Después de ver la obra de teatro, paseamos hablando sobre ella hasta el restaurante que había reservado para invitarme por su cumpleaños: la Manduca de Azagra, espacioso, tranquilo, austero, minimalista. Teníamos reservada una mesa en la sala de la entrada y de allí, debíamos cruzar todo el restaurante para ir al baño en la planta sótano. Bajo las escaleras, a un lado unos reservados y al otro los baños con la misma austeridad de la sala pero respetando el diseño minimalista, elegante y pulcro.
En la mesa mantel y servilletas blancos de hilo de generosas dimensiones, cubiertos en la línea de la decoración, copas de cristal transparente para el agua y el vino y un recipiente con una planta natural que no estaba a la altura del entorno; sin velas -pudo haber alguna- ni luz directa de focos sobre nuestras cabezas -que agradecemos. En la sala, generosísimas mesas vestidas con el mantel blanco y cómodas sillas de exterior con brazos y buen respaldo.
En los platos, fueron llegando primero un aperitivo cortesía de la casa consistente en una crema de verduras muy sabrosa y unos trozos de chistorra; después unos pimientos de cristal, y un revuelto de boletus y foie exquisito y jugosísimo seleccionados con dificultad de entre una extensa carta de verduras de la huerta de Azagra; detrás vinieron la lubina salvaje con verduras al vapor y el rabo de toro deshuesado con salsa de boletus que empataron en todo. El remate fue la torrija caramelizada, cremosa, suave, dulce, con helado de frutos secos que sirvieron, como el revuelto en dos medias raciones para no compartirlo del mismo plato, un servicio que no nos han ofrecido en otros sitios, la media ración sí, pero no el hecho de servirlo en dos, ya repartido.
Un café, un chupito y la cuenta, que no pagué yo porque iba invitado.
Pagué un gin tonic en el local de la esquina, recién inaugurado, donde estuvimos solos con los cuatro camareros y el sonido de los tangos. El Buenos Aires Cocktail Lab nos gustó por su decoración sobre todo y por la comodidad de su espacio, por el trato de Diego Olivera con quien charlamos al despedirnos, pero cuyo ambiente tendremos que descubrir en otra ocasión si el público y la clientela del local lo permiten.

martes, 8 de marzo de 2011

El día que nació Isaac

Es la historia de cuatro caracteres distintos con cuatro formas distintas de ver la vida aunque no lo saben en principio y lo van a aprender sobre las tablas del Teatro Fernán Gómez.
Nacho es un hombre felizmente casado con Marta a la que conoció en la Universidad. Los dos son conservadores, atractivos, exitosos, felices. Denis es un hombre feliz con Carmen y ella es feliz con Denis llevando una vida mucho más libres, liberados, aunque con menos éxito pero igual de felices. Son dos formas de vida distintas, pero van a resultar cuatro a lo largo de la obra.
El devenir de la acción va desgranando los caracteres de los cuatro personajes y va diferenciándolos como pocos espectadores pudieran imaginar al comenzar su historia. Ninguno de los cuatro sabía que sus vidas iban a cambiar con su encuentro de la manera que lo hizo. Pero los cuatro serán mas felices todavía tras encontrarse porque los cuatro empezarán a conocerse de verdad y ser quienes son de verdad.
La obra me sorprendió, sin ser una gran pieza teatral, pero los personajes están muy bien trazados y muy bien desarrollados. Su historia también sorprende aunque sea tópica o utópica, según se mire. El escenario me gustó menos, el vestuario comercial. Las interpretaciones de Nacho y Carmen muy buenas, Denis y Marta más flojitos.
Al final dió para un buen ratito de reflexión y de conversación, que no es poco. Y antes pasamos dos horas concentrados, pendientes del devenir de esos cuatro personajes, dos horas que se pasaron deprisa.

viernes, 25 de febrero de 2011

lunes, 21 de febrero de 2011

Almoneda y Mosaiq

Tras las visitas a la familia y los distintos cumpleaños tocaba pasar de nuevo un fin de semana en Madrid.
El viernes, recién llegados, paseo por la calle Alcalá, la calle Goya, Alonso Martínez, calle Hortaleza, hasta el avituallamiento de la calle Infanta en el Pezcador: ensaladilla rusa -que me encanta- y revuelto de bacalao -bastante mejorable-, con un vino blanco de Huelva que nos recomienda el camarero -un personaje-.
El sábado la lluvia mengua el paseo, pero nos vamos a un desembalaje de almoneda y pasamos la mitad del día entre antigüedades y miles de cosas viejas con o sin el encanto de lo decadente. Me gustaron las parejas de mesitas redondas de corte art nouveau, unos juegos de cafetera-tetera-azucarero-lechera-bandeja en plata inglesa en perfecto estado pero inalcanzables en este momento; a Él le gustó otro, más asequible, con baño de plata de estilo victoriano, pero le gustó para que me lo comprara yo, para que continuara una colección; muy divertido un estuche de tocador con peine-cepillo-espejo de mano de estilo art decó; preciosos el mueble de teléfono con asiento, los percheros de pared, los sillones de cuero con brazos cromados art decó, ... pero finalmente solo compramos un par de reproducciones de barajas de cartas: una imperial francesa y un tarot italiano del siglo XVII; también una jarrita de cristal para la leche.
Por la noche, cena en Mosaiq, restaurante árabe que reservamos por internet con un menú degustación muy rico y abundante para la cena de dos comensales: rollitos de pollo, albondigas de cordero, hummus de garbanzos, crema de berenjenas, hojas de parra con arroz, pastelitos de lentejas... todo al centro de la mesa a modo de aperitivos, y después un cuscús de verduras y un pollo al limón con aceitunas para compartir también, dejando para el postre unos pastelitos muy dulces de hojaldre, frutos secos y miel y otros de chocolate con pistachos -poco árabes bajo mi punto de vista, no lo sé-. Pero el sitio, muy ruidoso por el volumen de la música y el ruido de la bomba de calor, aunque el camarero era diligente y el sitio bonito.
Las copas, esta vez, en The Angel, pensando que encontraríamos espectáculo de travestis, pero finalmente solo música tecno de los ochenta en un local casi vacio y poco iluminado para verle el culo al camarero.

lunes, 14 de febrero de 2011

lunes, 10 de enero de 2011

Beaumarchais, Ex Libris.

Josep Maria Flotats arriesga con una obra nunca representada, con un personaje desconocido para el gran público y con la dirección de un cuerpo actoral de treinta actores que no debe de ser moco de pavo si se cuenta con nombres reconocidos entre las tablas y entre el gran publico. Beaumarchais apuntaba maneras de gran representacion, casi operística, de gran montaje, pero resulto discreto y modesto en escenografía y atrezzo, con un vestuario justo, acertado, sin estridencias ni exageraciones y la iluminación correcta, la justa y necesaria, la que marca y señala lo que no puede señalar el decorado. Beaumarchais es un personaje adelantado a su tiempo y representante de una época dorada del pensamiento y del arte que queda retratado en la obra de manera magistral y queda dibujado por Flotats como pocos podrian haber trazado. Brilla Flotats en la dirección y la representación, como brilla María Adánez como amante del ilustrado, y Raúl Arevalo sobre todo interpretando al caballero D'eon -o caballera- y desdoblándose y doblando su esfuerzo en como Marqués de la Fayette. Brillantes.
Después, cena en Ex Libris, menú degustación rico, bien elaborado, bien presentado y en raciones justas para la cena, ademàs de estar bien ambientado el local dentro de un hotel en el barrio de Chueca, muy cerca de la Gran Vía y junto a otro de nuestros favoritos, El Original.
Las copas, como siempre, en L&L.