domingo, 3 de julio de 2011

Orgullo sin ser visto

Los periódicos hablan de fiesta descafeinada por las decisiones gubernamentales, pero cargada de reivindicaciones que no cesan año tras año: fiesta de 35 carrozas -cada vez más- de gente cada vez más diversa, de familias de todo porte, de curiosos, activistas, paseantes, transexuales, lesbianas, bisexuales, gais, turistas y maleantes. Hablan también de lucrativo negocio que contrasta con las decisiones mencionadas, de compras, de restaurantes atestados, de bares en las calles, de tiendas llenas, y calles abarrotadas. Hablan poco, por último, de orgullo, el verdadero protagonista de la fiesta.

Por suparte las autoridades siguen en su carro y dejan, a mi entender, las calles sin limpiar para que el paseante ajeno a la fiesta vea quizás lo sucia que es, lo pestilente, que vea el turista que lo brillantes está solo en los cristales rotos del acerado y el asfalto, mientras quedan relucientes otras calles menos transitadas por los festejos. ¿será así?

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