miércoles, 25 de noviembre de 2009

visita real

Las visitas virtuales me habían facilitado el viaje. Fue todo muy rápido: llegar a la sierra, volver al llano, visitar el pueblo, recorrer algunas calles y localizar algunos puntos ya vistos en la red. Fue rápido y fácil.
Las calles comienzan a sudar el verano. La luz empieza a parecerse a la de los cuadros de los que tanto pueden enorgullecerse estos paisanos. La luz y las calles hablan del carácter de esta gente con la que no nos cruzamos, porque a esta hora en que nosotros paseamos hacen la siesta en sus casas, cerradas las puertas y bajadas las persianas.
Sí que nos cruzamos con los nuevos habitantes: una pareja que acaba de alquilar el primer piso de un edificio muy bonito y presume de ello ante nosotros, un par de marroquíes que atraviesan la plaza, un paisano en bicicleta, otro entrando en una cafetería, unos rumanos sentados en una esquina a la sombra...
... los chinos tampoco han cerrado sus negocios y entramos, y compramos. Después salimos de allí con una buena sensación.

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