jueves, 9 de diciembre de 2010

un talaverano en Avenida Q

Perder un día de clase por la nevada y perder la mañana inmerso en la misma nevada hasta salir de ella cuatro horas después. Llegar a casa a pasar el fin de semana y esperar a que llegue el lunes para la segunda parte de un largo puente. Y acudir al teatro de nuevo.
Avenida Q es una vuelta a la tele de hace años, al Barrio Sésamo, a las series de televisión americanas que se ponían en nuestra tele todas las tardes con personajes que nos iban mostrando otra cultura y otras costumbres, y volver a la farsa de los personajes de trapo.
Avenida Q es también llegar a la edad adulta, ver lo que esa tele ha dado como resultado, y darse cuenta de quiénes somos y dónde estamos después de aquella tele.
Pero Avenida Q es un grandísimo espectáculo musical, de teatro de marionetas y de teatro del bueno, dirigido por Yllana, que ya es suficiente..., no, sobresaliente. Es un musical de los que te llevan a otros paisajes, pero sobre todo de los que te muestran unas voces que no se encuentran en las tiendas de discos ni en las listas de éxitos hasta que el musical se convierte en un hito musical que trasciende las tablas de los teatros. Avenida Q se merece quedar en las tablas mucho tiempo y saltar de las tablas al mismo tiempo.
En Avenida Q brillan estrellas de la tele que nunca imaginamos que saldrían de la pantalla y que ya han pasado por el cine de Almodóvar, los musicales de la Gran Vía, y han llegado aquí sin hacer ruido, pero dejando un buenísimo sabor de boca. Así lo hace Leo Rivera, desdoblándose como otros compañeros suyos en dos personajes, desdoblando sus voces, y en el caso de Leo formando un tandem perfecto con su compañera desplazándose sobre la misma tabla del escenario y acariciando los mismos trapos del mismo personaje. Así lo hace el talaverano, sí, de mi tierra y me deja boquiabierto durante dos horas y media de grandísimo espectáculo.
Avenida Q es lo mejor que he visto en un teatro en mucho tiempo, y Leo Rivera es la mejor sorpresa que se puede ver sobre las tablas de un teatro.

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