viernes, 16 de mayo de 2008

tras la romería

Hoy había que madrugar un poco más después del día de fiesta, y además costaba más trabajo levantarse, desperezarse, coger el coche aún de noche, conducir una hora más de lo habitual, dejar la compañía en la cama, llegar a trabajar...
Pero el viaje se ha hecho corto, y las vistas que ofrecía la carretera llegando al destino han despejado el camino, han desperezado los ojos. El primer sol de la mañana se traslucía en los brotes más tiernos de las copas de las viñas dorando el campo entre el verdor a hileras cada vez más frondoso y las nubes plomizas de este cielo nublado de mayo.

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