viernes, 30 de noviembre de 2007

contrastes

Aquí los caminos son largos, rectilíneos, sin curvas apenas pero con cambios de rasante acusados a veces, que esta la Mancha no es tan llana como creen los de fuera. Y esos caminos son los que hay que recorrer un rato siempre que se quiere hacer algo. Es lo mismo que hay que hacer en todos sitios, pero aquí el paisaje cambia: el tráfico y los rascacielos no existen, ni las calles comerciales, ni peatones atravesando pasos de cebra. Las distancias son las mismas pero cambia el paisaje y la compañía: en último término tardo lo mismo en hacer un trayecto en Madrid o en cualquier ciudad que en llegar de un pueblo a otro en esta tierra, pero aquí sólo me encuentro zurrapapos, malvecinos, torbones, aleagas, voladores... en definitiva, lo que he venido llamando "aquello que sale rodando en las pelis del oeste".
Más de uno puebla las cunetas de las carreteras por aquí y alguno se cruza en tu camino hacia cualquier sitio: para salir a tomar una copa a un nuevo local que no parece de estos lares, para ir a cenar a algún restaurante como el de la otra noche, o incluso andando hacia el teatro donde celebran el festival de cortos del pueblo.
Esta tierra es de contrastes.

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